Prensa

Gatos, perros y lobos

Hablando de periodismo tengo que confesarles un secreto:

Mitos como la imparcialidad o la objetividad no existen. No han existido nunca. Como no existen los políticos que afirman defender propuestas para el bien de todos (¿quién son ellos?)

De manera que si las propuestas políticas y sociales no son neutrales ni buenas para todas las personas y todos los intereses ¿por qué las informaciones habrían de serlo?

El ejemplo más evidente de lo que estoy diciendo es el inevitable proceso de selección de las noticias. O, por el contrario, la machacante, jodida repetición de algunas (vease la cantinela VOX).

Otro pilar en el que se fundamente la magia de la ética periodística es lo que algunos llaman Equidistancia (Já, cagao para ti que diría mi amiga Almudena). Una equidistancia que se ha inventado y se defiende con el argumento de presentar dos versiones o dos posiciones diferentes ante un mismo acontecimiento. La tópica idea de que en un determinado conflicto hay que informar siempre de lo que dicen ambos bandos y que si uno dice perro y el otro dice gato trataremos a los dos animales por igual, es una idea nefasta que debilita al verdadero periodismo porque no es cierto (por más que insistan en las Escuelas) que la verdad se sitúe a mitad de camino de dos puntos de vista contrapuestos. O si no, vean hasta donde puede llegar esa hipócrita equidistancia en las distintas informaciones de dos agencias sobre, digamos, la limpieza étnica que se está llevando a cabo en Palestina.

Porque por supuesto, lo que están haciendo los israelíes todos los días de todas las semanas de todos los años desde hace 70 no es genocidio, no es limpieza étnica es algo muy diferente: matar, expoliar, destruir puede, pero claro genocidio no, no por dios, genocidio es otra cosa ¿no es cierto? Dejar morir recién nacidos en los check points, disparar niños por la espalda, destruir sus escuelas, hundir sus hospitales, privar a toda la población de luz y agua eso…en fin serían sólo gajes del oficio.

Los supervivientes dicen que los francotiradores israelíes han asesinado en Gaza a toda una familia cuando celebraban una boda e inmediatamente el ministro israelí de la cosa, dirá que un grupo de Hamas los utilizaba como escudos humanos. La equidistancia – pensarán en la dirección del medio – nos hará quedar bien con quienes creen que Israel ataca para defenderse y defender su seguridad y con quienes consideran que se está masacrando a la población palestina. Nadie podrá saber lo que ha sucedido, que es precisamente para lo que se supone que están esos periodistas tan contentos eso sí de ser imparciales neutrales y equidistantes.

La petulante complacencia de la ONU. La petulante complacencia de gran parte de la prensa que defiende la curiosa idea de que si incluyes una cita de cada bando, preferiblemente de una declaración oficial, ya has cumplido tu objetivo. Ni que decir tiene que no es así. En primer lugar, porque la mayoría de los reportajes no tienen solo dos caras sino, al menos, media docena. Y, en segundo lugar, porque nunca sirvió a los lectores ni por supuesto a la verdad, citar que una parte dice “gato” y la otra dice “perro” cuando lo cierto es que lo que merodea entre los arbustos es un lobo.

Artículo publicado en Último Cero el 16/12/2018