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Artículos

por impala 11/10/2017

Ha trabajado como Redactora y colaboradora del NORTE DE CASTILLA (Valladolid) hasta 2010. También ha colaborado en otros periódicos locales y nacionales entre los que se encuentra el DIARIO REGIONAL, EL MUNDO  DE VALLADOLID, DIARIO. ES Santander (2017) y de las revistas: PALENQUE, TAMARA, CRONICA-7, PAZ  editadas todas ellas en Valladolid. Y los nacionales EL SOL y EL PAIS. Durante 2005 fue redactora de 20MINUTOS, Valladolid.

Desde 2013 a la actualidad colabora en el periódico digital Último Cero en la sección “Corrígeme si acierto”. Los siguientes artículos corresponden a esta columna de opinión.

Izquierdas

Porque esto de los resultados en Al-Andalus es, con los debidos respetos, para mear y no echar gota. Y como la libertad, entre otras cosas, es también la libertad de…

Loba

Yo Loba 22

Lo siento, pero tengo que decirlo: hace tiempo que vivo en el imperio de la estupidez. Dentro, ni poco ni mucho pero dentro. Una estupidez que, con el tiempo, se…

Hasta el moño

De tribus e identidades (hombre-mujer-negro-blanco -trans-hetero-joven-viejo- rojos y azules). Formas de ensimismamiento atávico donde se refugia el personal con más miedo que otra cosa. Distintos modelos de fortín que no…

El malo

El espectro de lo mismo se pavonea entre los escombros mientras el desdibujado fantasma de un Putin maquiavélico permanece al acecho. Entre tantos pinta-monas sólo él tiene la palabra, porque sólo él asume en…

Loba

Yo Loba 21

Hace 55 años que vivimos entre ruinas. Digo “vivimos” porque mi alma vive con ellos, con mi familia, todos los días de mi vida. Y sin embargo, en Palestina o sobre…

Pilar Salamanca en el Beirut que se fue

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Reflexiones

La censura, he descubierto, no implica necesariamente una prohibición formal, aunque la libertad, entre otras cosas, sea la libertad de decir a la gente lo que no tiene ganas de…

Exilios

Da exactamente igual cómo los vayamos a denominar guiados por la buena educación de lo políticamente correcto – emigrantes, migrantes, refugiados, exilados, asilados – todos sabemos, estos días, a quien…

Loba

Yo Loba 20

Llevo días sin escribir. No tengo ganas. Me paso el día mirando. Veo hombres y mujeres que conozco por todas partes, algunos, incluso, personas de éxito, encantados de haberse conocido…

La humanidad de Occidente. Según y como

Un artículo de Illan Pappé sobre la crisis de Ucrania, traducido por Pilar SalamancaTiempo de lectura: 10 min El periódico USA Today publica una noticia explicando que la foto de un rascacielos…

Prensa

Izquierdas

por Pilar Salamanca 22/06/2022
Escrito por Pilar Salamanca

Porque esto de los resultados en Al-Andalus es, con los debidos respetos, para mear y no echar gota. Y como la libertad, entre otras cosas, es también la libertad de decir a la gente lo que no tienes ganas de oír, hoy – y nunca mejor dicho – me la voy a tomar para decir a cierta gente lo que cierta gente no tiene puñetera gana de oír.

Aquí va, dedicado a las izquierdas andaluzas.

¡Menudo papelón que habéis hecho! A uvas y en capillitas, es lo que toca ¿qué esperabais? ¡Menudos elementos!: un PSOE rancio, incapaz de ilusionar a nadie; Un repertorio de grupos incapaz de dar a conocer su programa (suponiendo que lo tuvieran); una falta de iniciativa y de imaginación- sobre todo imaginación – que aburre a las vacas; un cuajo, ¡qué cuajo, señor!  que produce somnolencia. Todos, deberíais dimitir TODOS.

Lo peor es que sigue habiendo un montón de cosas que tienen arreglo, pero de las que no queréis enteraros. Un montón de cosas que cuando llegan a vuestros oídos, hacéis como que no oís. Yo no entender, respondeis. Y sois s capaces de transformarlas en meras hipótesis sin llegar, ni siquiera, a tomarlas en consideración. Supongo que esta es loa forma de inmunizarse contra ellas mientras os vais acostumbrando a absorber la verdad sin reaccionar.

Y así os va. Así nos va.

Los barbaros se han instalado cómodamente entre nosotros pues, por si no lo sabíais, los barbaros a los que me refiero no vienen de otra galaxia o, ni siquiera, de una lejana y arcaica periferia. Esos barbaros viven aquí, a la vuelta de la esquina. Es más, en estas elecciones han revalidado sus títulos y gracias a vuestra inopia se nos han venido arriba. Y desde allí, desde los arribas de la mayoría absoluta, nos van a dar por el ras con cositas como las nuevas leyes para promocionar el ladrillo, las agresiones sin tasa al medio ambiente, los más y más privilegios para la Iglesia, los menos y menos impuestos para los ricos, las privatizaciones de la sanidad, los recortes sociales. En definitiva, la aplicación del programa más cerril de la derecha española basado en un capitalismo extractivo incapaz- por puro egoísmo – de anticipar un final para el planeta que ellos – y nosotros – tan cuidadosamente hemos diseñado.

Y mientras, el sr. Sanchez mirando para Antequera (el sitio lo ha elegido un amigo mío) sin permitir que las izquierdas – algunas izquierdas – hagan de izquierdas y sin enterarse, y eso es lo peor de todo, que con las cosas de comer no se juega.

A ver, repita conmigo Sr. Sanchez, las cosas del comer como …. ¿LA LUZ? Eso es: ¿Para cuándo demonios la nacionalización de las eléctricas?  Tan aficionado como es usted a los golpes de efecto, le aconsejo que antes de las próximas elecciones generales – y si pretende tener alguna posibilidad de ganar – haga la prueba:  NACIONALICE y, después, me cuenta lo qué pasa.

De nada.

P.D. Perdonen, que el sr. Sanchez sea de izquierdas ha sido un lapsus.

Artículo publicado en El Faradio el 21/06/2022

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Loba
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Yo Loba 22

por Pilar Salamanca 29/05/2022
Escrito por Pilar Salamanca

Lo siento, pero tengo que decirlo: hace tiempo que vivo en el imperio de la estupidez. Dentro, ni poco ni mucho pero dentro. Una estupidez que, con el tiempo, se ha vuelto demasiado pesada y que como la brea pegajosa y caliente lo pegotea todo y no hay manera de quitársela de encima. Antes, hace tiempo, yo lo intentaba con la risa y ayudó. Pero ahora, que soy mas vieja y casi nada me hace gracia, la estupidez se ha posado sin más, conquistado todo el espacio, y consumido todo el oxígeno. Siento que me estoy asfixiando y así no se puede vivir. Ni reír. Hace unos cuantos años – hablo de Iberia y excluyo a Portugal – la estupidez, como un mal cómico, agarró el micrófono y se subió al escenario. Y como nosotros éramos también un poco estúpidos, le reímos las gracias y ella, la estupidez, fue cogiendo confianza y ya no lo soltó. Y ahora, me temo muy mucho, no hay esperanzas de que se baje de ahí en un futuro próximo.

La muy cabrona, que no para de chillar micrófono en mano, exige que la escuchen y que la admiren, se mete en los jardines de infancia, en la escuela primaria, en la secundaria, en las facultades el Senado y en la Casa Real. La estupidez ha entrado en los periódicos, en la televisión, en los medios en general e incluso en la literatura. La estupidez escribe autobiografías y poemas y premia a los críticos que los aplauden. La estupidez nos ha arrebatado a mí y a muchas otras hasta el nombre de lo que hacemos y un montón de timadores y tahúres, psiquiatras y plumíferos se las han arreglado para vivir a nuestra costa y a costa de la escritura. La estupidez, queridos y queridas, domina. Y si te rebelas, la muy histérica se pone a chillar y a ti se te caen los palos del sombrajo. Lo peor, es el ruido que hace.

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Prensa

Hasta el moño

por Pilar Salamanca 26/05/2022
Escrito por Pilar Salamanca

De tribus e identidades (hombre-mujer-negro-blanco -trans-hetero-joven-viejo- rojos y azules). Formas de ensimismamiento atávico donde se refugia el personal con más miedo que otra cosa. Distintos modelos de fortín que no dejan ningún resquicio a la libertad.

Estoy hasta el moño de obcecaciones varias, grupales e ideológicas utilizadas en todo el mundo como nuevas formas de persecución y censura.

Estoy hasta el moño de la corrección política, de los movimientos-capilla que leen la libertad en clave negativa y que proponen limitarla con nuevos tabúes en las relaciones entre los y las ciudadanas en función del color de su piel o de su sexo.

Estoy hasta el moño (y aún mas arriba) del lenguaje políticamente correcto, cualquiera que sean sus normas y de la obligación de utilizarlo como dictan las distintas Academias y no como se me ponga a mi en la punta… de la lengua.

Quieren que usemos una cortesía helada, con atención paranoica a las palabras y a cambio, nos dan para utilizar toda clase de eufemismos y monsergas moralizantes, manuales de urbanidad y buenas maneras, vigilancia de costumbres, represión de instintos como nuevas ursulinas

Estoy hasta el moño de los inquisidores y de tanto puritanismo de libro, de esa mirada enferma que nos conduce directamente a la neurosis (no hay mas que vernos) o, lo que es peor, a la era victoriana.

Estoy hasta el moño de esta sociedad infantilizada donde parece que la vida adulta tarda décadas en desplegarse mientras los adultos eligen – repito, eligen –  ser tratados como niños que se niegan a crecer y no tienen hijos porque no puede permitírselos como tampoco pueden permitirse una vida plena por culpa de la precariedad y la inseguridad laboral lo que hace de ellos una especie de fenómenos que no tienen mas remedio que compartir piso a los cuarenta, abren cuentas en Tik-Tok y andan por ahí con sudadera y gorra. A todas horas.

Estoy hasta el moño de una sociedad que ha convertido en ídolos a sus (pocos) vástagos que se permiten abroncar a sus mayores y decirles lo que deben y no deben hacer mientras ellos, sus mayores, bajan las orejas. Me resultan siniestros estos padres-amigos que han rechazado su responsabilidad, la responsabilidad de educar y crear un mundo donde los niños puedan desarrollarse.

Estoy hasta el moño de los que se empeñan en equiparar cultura y raza, cultura y religión, cultura y género. ¿Disculpe? Para mí el blues y los mawwal han sido siempre parte de mi cultura por la simple, simplísima razón que YO, lo he decidido así.

Y si, estoy hasta el moño porque me veo metida en esto de hoz y de coz y no sé y tampoco sabe nadie como salir de aquí.

Se admiten ideas.

Artículo publicado en El Faradio el 26/05/2022

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Prensa

El malo

por Pilar Salamanca 01/05/2022
Escrito por Pilar Salamanca

El espectro de lo mismo se pavonea entre los escombros mientras el desdibujado fantasma de un Putin maquiavélico permanece al acecho. Entre tantos pinta-monas sólo él tiene la palabra, porque sólo él asume en contra de todos la posición de Malo absoluto. Sólo él acepta encarnar ese papel y asumirlo caiga quien caiga. Nosotros no; el moñas de Zeruleski, que en algún momento se creyó Agustina de Aragón, no; los israelíes, metidos de hoz y coz en el invento, no; los nazis, no. Tampoco.

Lo que impulsa a este nuevo zar es para nosotros ininteligible, y no viene a cuento hacer comentarios críticos sobre las disensiones internas del comunismo que ya no es, o las del capitalismo que tampoco. Lo que podemos comprobar, en cambio, es la superioridad que eso – la asunción del Mal absoluto – le concede sobre una Europa donde, en ningún lugar queda ya la posibilidad de nombrar al Mal o a sus lacayos con la escusa de que vivimos en una democracia y todas las opiniones – incluidas la de los fascistas, la de los nazis, las de los Heraldos de Cristo y otras gentes de la misma o parecida ralea – tienen garantizado, por ley, los mismos democráticos derechos. Y donde la menor crítica o la menor negatividad se encuentran asfixiadas por el consenso existente sobre los valores que algunos llaman – no se lo pierdan – de negociación y reconciliación.

No para acabar la guerra sino, qué demonios, para no haber permitido que estallara, nuestros poderes políticos ni pinchan ni cortan. Son solo la sombra de su función que consiste – o consistía – (entre otras cosas) en reconocer las amenazas y darles un nombre. Pero como el poder solo existe en la medida en que detenta este poder simbólico y hoy no lo tiene, no sirve de nada. Y como los demás hemos perdido incluso la posibilidad de llamar pan, al pan y al vino, vino y nos hemos convertido en sociedades fanáticamente blandas o blandamente fanáticas, me temo que lo tenemos crudo: Putin campando por sus respetos, Israel por los suyos. Los USA ceceando, la Otan haciendo cagar y Europa, a verlas venir. Este es el panorama.

Artículo publicado en El Faradio el 01/05/2022

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Loba
Blog

Yo Loba 21

por Pilar Salamanca 30/04/2022
Escrito por Pilar Salamanca

Hace 55 años que vivimos entre ruinas. Digo “vivimos” porque mi alma vive con ellos, con mi familia, todos los días de mi vida. Y sin embargo, en Palestina o sobre Palestina, nadie ha presentado una enumeración de daños. Cuánta de mi gente murió desde 1967, cuánta desapareció, cuántos desplazados hubo, cuál fue el perjuicio económico sufrido, cuántas casas se demolieron, cuántas fábricas se destruyeron, cuántas mezquitas e iglesias, carreteras, hospitales, escuelas, monumentos, cuántos libros se quemaron o fueron robados… nadie ha presentado las cuentas. Y no las ha presentado nadie porque los autores de semejante desastre son israelíes y no libios, o iraquíes, o argelinos, o iraníes o saharauis o bosnios y a las autoridades de Europa, de Occidente en general, no les interesa esa clase de cuentas o, tampoco, esa clase de gente, solo les interesa mantener el statu quo blanquito y judeo-cristiano, el estado de hibernación entre la guerra y la paz, entre la devastación y la renovación; es más, lo que en realidad les interesa es este colapso a cámara lenta. Por eso los procesos judiciales duran años (o directamente no se emprenden). Por eso se anuncian las reformas, pero no se llevan a la práctica, por eso a los criminales de guerra, a los asesinos, a los ladrones no se les juzga y si al final son condenados no acaban en la cárcel. La vida entre todas estas ruinas, ya digo, es un proceso, un estado que perdura, una mierda.

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Prensa

Pilar Salamanca en el Beirut que se fue

por Roge Blasco 29/04/2022
Escrito por Roge Blasco

La escritora Pilar Salamanca tiene familia Palestina, publica “Beirut mish huna” (“Beirut ya no está”). Relata dos estancias lejanas en el tiempo en la capital del Líbano. La primera fue en su viaje de novios en 1975 y la segunda en 2018. Durante este tiempo, la ciudad ha vivido muchas épocas entre guerras y paz.

Beirut es una ciudad diferente por las guerras y conflictos que padece al estar situada en una parte muy estratégica del Mediterráneo, cerca de Palestina y Siria.

En otro tiempo fue conocida como la “Paris de Oriente”. Dicen que también es “La novia de los árabes”. Se ha construido y reconstruido en varias ocasiones, aguanta todas las cicatrices. De estos cambios nos habla Pilar Salamanca, autora de la obra “Bierut mish huna”.

Pilar Salamanca es escritora, traductora y periodista. Doctora en filología inglesa, especialista en historia contemporánea del Oriente Medio tras licenciarse en la Universidad Autónoma de Madrid.

La primera vez que estuvo en Beirut fue de viajes de novios con su marido palestino. Fueron a visitar a la familia en Palestina y aprovecharon para viajar por el Líbano. Al poco tiempo cerraron la frontera, comenzaron las hostilidades y una guerra que duro hasta 1989. Cuando se reconstruía llego la invasión de Israel.

Cuando Pilar regresa en 2018 el Beirut que conoció no existe. Tenía idealizada el Líbano que conoció y para ella fue un duro golpe.

Echa de menos las viejas casas de antaña con sus airosas arcadas, los porches, las acogedoras galerías, las cafeterías…

Beirut mish huna publica El Desvelo ediciones.

Pilar Salamanca interviene en el programa de Radio Euskadi “La casa de la palabra” subido a la red en podcast el miércoles 20 abril 2022.

Puedes escuchar el audio del programa: https://www.eitb.eus/eitbpodkast/jakintza/aukeratuak/la-casa-de-la-palabra/audios/detalle/8625537/podcast-audio-montanas-de-georgiabeirutfrancisco-de-orellana-en-amazonas/

Artículo publicado en El Blog de Roge el 22/04/2022

COMPRAR BEIRUT MISH UNA

BEIRUT MISH UNA

€18.00

Si se encuentra fuera de España, puede realizar su pedido directamente por email escribiendo a juliajabary@gmail.com.

Categoría: Libros
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Descripción

Recorrido en el tiempo y en el espacio por la capital libanesa. La autora confronta con desparpajo y profundo conocimiento los cambios que se han operado en una urbe que es como pocas un cruce de culturas, que ha vivido la guerra Civil y que vive hoy presa de la modernidad y las carencias del desarrollismo económico. Pilar Salamanca, profunda conocedora de la cultura árabe, recorre sus calles y da cuenta de los principales escenarios y edificios, así como de un variopinto paisanaje. Crónica personal, narrada con humor, de un lugar de Oriente próximo en donde nada parece ser lo que ha sido (mish huna).

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Peso 0.4 kg

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Prensa

Reflexiones

por Pilar Salamanca 17/04/2022
Escrito por Pilar Salamanca

La censura, he descubierto, no implica necesariamente una prohibición formal, aunque la libertad, entre otras cosas, sea la libertad de decir a la gente lo que no tiene ganas de escuchar.

Con la variedad inaudita de informaciones desfilando ante ella (la guerra en Ucrania, pero también la asquerosa traición de nuestro gobierno al Sahara, la limpieza étnica que los criminales sionistas están llevando a cabo con el pueblo palestino y más y mas) es evidente que parece dispuesta – la censura – a escuchar cualquier cosa, hasta tal punto la tiene sin cuidado casi todo.

Pero al cabo, es decir, inmediatamente, una se da cuenta de que son muchas las cosas de las que no se quiere enterar y que cuando a pesar de los pesares todas estas cosas llegan a sus oídos es bien capaz, la censura, de transformarlas en meras hipótesis, desactivarlas, relativizarlas con el fin de inmunizarse contra la verdad y de acostumbrar nuestras mentes al horror, venga de donde venga, sin que podamos reaccionar. Es por eso que somos muchos, muchísimos los que hemos llegado a identificar el porvenir con esa avalancha de mentiras, violencias caídas del cielo, con el aire irrespirable y la injusticia institucionalizada.

Orwell hablaba de “la intuición que, bien unos o bien otros, tenemos de una perdida irreparable de humanidad en beneficio de una barbarie de nuevo cuño”. Enseguida y como no podía ser menos, el término barbarie se hizo un hueco en el vocabulario de los medios de comunicación y se puso de moda. ¡Es la pera! Al parecer politólogos, tertulianos, historiadores, especialistas varios no entienden – no han entendido nunca – que hablar de barbarie presupone una civilización que defender solo que, claro, ya me dirán ustedes que clase de civilización es esta basada en esta democracia de chichinabo y mercancías, en esta incapacidad que abruma a pequeños y mayores para salir del universo artificial de las sensaciones automatizadas (a no ser a través del delirio o de la violencia brutal).

En fin, mucho me temo que ante este panorama y cuando, en una de esas, la ciudadanía mas responsable se pregunte inconveniencias del tipo “¿Qué mundo vamos a dejar a nuestros hijos?” lo que en realidad está queriendo preguntar sea algo mucho más inquietante como -por ejemplo – “¿A qué hijos vamos a dejar este mundo?”.

Pero claro, de aquí pasaríamos directamente al tema de la infancia y, sobre ese tema en concreto una tiene sus propias teorías. Solo que hoy, la cosa me pilla sin ganas. Y podría ser incluso que algún imbécil super-moderno, haciendo uso de su respetable libertad, me dijera cosas que en estos momentos, una servidora no tiene ganas de escuchar. Ahora no, pero quizá a la próxima.

Artículo publicado en El Faradio el 17/04/2022

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Prensa

Exilios

por Pilar Salamanca 30/03/2022
Escrito por Pilar Salamanca

Da exactamente igual cómo los vayamos a denominar guiados por la buena educación de lo políticamente correcto – emigrantes, migrantes, refugiados, exilados, asilados – todos sabemos, estos días, a quien nos referimos. De repente el concepto se ha convertido en nuestro meme cultural común, como si recién los hubiésemos inventado sin darnos cuenta que esta civilización cristiana europea empezó, mire usted por donde, con la gente que buscaba refugio. Cierta gente.

Y es que somos muchos los que todavía tenemos grabada la imagen del dedo iracundo con el que Dios expulsa a Adán y a Eva del paraíso. Un paraíso que, evidentemente, debía caer por Suecia porque en los cuadros, desnudos como estaban nuestros primeros padres, se les adivina rubio hasta el pelo del pubis. Sí, esa imagen (uva de parra mediante) forma parte de nuestro patrimonio cultural imperecedero.

Y mira que hay migrantes de todos los colores. Pero nada. Seguimos a piñón fijo: lo que nos interesa en esta danza macabra es que los bailarines tengan nuestro mismo cutis, a ser posible la misma religión y procedan del mismo continente por mas que los conceptos “expulsión”, “éxodo”, “exilio” estén entretejidos con los mismísimos mimbres de nuestra civilización y de nuestra vida personal. Con todo somos proclives a olvidar los datos que no nos interesan saber. Y los cerramos también ante los muertos diarios en Palestina o en Colombia; ante los hombres y mujeres cobijados en las jaimas del Sahara -refugiados ellos también – pero, sobre todo, victimas de la traición de un gobierno que ha empezado a darme arcadas; ante las imágenes de los cadáveres que inundan las playas de Italia, España y Grecia, ante las escenas de los guetos de refugiados en Lampedusa y en Lesbos…

Y mientras nosotros cerramos los ojos, los emigrantes siguen abriéndose paso con una fuerza y una tenacidad sobrehumanas. Ojalá esta nueva crisis se resuelva pronto y deje de hacer tanto daño. Entretanto, no es difícil comprobar hasta que punto los refugiados, los migrantes, se han convertido en nuestro espejo, en una llamada a la confrontación con nuestros propios valores, en el principio y el fin, la causa y el efecto de una sociedad que acaba de recibir una larga carta de los dioses contándonos el futuro inminente del mundo. Por la cuenta que nos tiene, creo que haríamos bien en leerla. Pero antes, claro, habría que aprender a leer.

Artículo publicado en El Faradio el 29/03/2022

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Loba
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Yo Loba 20

por Pilar Salamanca 28/03/2022
Escrito por Pilar Salamanca

Llevo días sin escribir. No tengo ganas. Me paso el día mirando. Veo hombres y mujeres que conozco por todas partes, algunos, incluso, personas de éxito, encantados de haberse conocido y que, a pesar de la que está cayendo, irradian una satisfacción absoluta consigo mismos y con sus vidas. ¿Cómo es posible? me preguntó, ¿dónde me distraje, dónde he pasado estos últimos años, en medio de qué alucinaciones o, lo que vendría a ser lo mismo, en medio de qué esperanzas? ¿Dónde he fallado? Viendo el panorama parece que en el fondo la cosa no era tan difícil, si incluso eso que llaman influencers tienen más éxito en la vida que yo. ¿Cómo es que nunca he tenido tiempo para escribir, al menos, la historia completa de mi larga vida mientras algunas quinceañeras ya tienen la suya?

Nati por ejemplo: joven estilista y maquilladora empezó un blog dando charlas alucinantes a jovencitas con consejos sobre cómo maquillarse y peinarse. Y, mira tú por donde, consiguió millones de “me gusta” y algunos millones más de clics que vienen a ser por lo visto el colmo de la excelencia. Yo lo sé porque al cabo de unos meses vine a enterarme que la renombrada Penguin va y le publica un libro, libro que por supuesto no ha escrito ella sino el equipo editorial de la susodicha Penguin, et voila, mi Nati en el candelero de la fama.

No, yo no sé donde he fallado pero seguro que ha sido en algo gordo. Pero después de los años que llevo trabajando he llegado a la conclusión de que no hay que preocuparse porque apenas se compran libros serios o, en todo caso, una servidora no consigue venderlos. A veces me consuelo pensando que la culpa la tienen mis respetados editores porque no los publicitan como es debido. Para facilitarles las cosas y siguiendo el ejemplo de la Nati, se me ha ocurrido una idea que podría dar juego: sugiero que por eso de la fidelización, adjunten pegado a las portadas un sobrecito de rosa mosqueta, (esa crema tan buena para el cutis), donde en la parte de atrás y con letra minúscula, al estilo de las jaculatorias de las galletitas de la suerte, impriman un pequeño párrafo con el resumen de la novela. Seguro que lo petan.

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Prensa

La humanidad de Occidente. Según y como

por Pilar Salamanca 14/03/2022
Escrito por Pilar Salamanca

Un artículo de Illan Pappé sobre la crisis de Ucrania, traducido por Pilar SalamancaTiempo de lectura: 10 min

El periódico USA Today publica una noticia explicando que la foto de un rascacielos ucraniano alcanzado por los bombardeos rusos,  viral durante estos días,  se trata en realidad, de un edificio de Gaza demolido por la Fuerza Aérea de Israel en mayo de 2021. El USA Today informa también que, días antes, el canciller ucraniano había presentado sus quejas al embajador israelí en Kiev pues al parecer, los israelíes trataban a los ucranianos como “si fueran gentes de la Franja de Gaza” furioso al parecer porque Israel no se había apresurado a condenar la invasión rusa interesado únicamente en desalojar de allí a sus ciudadanos (Haaretz, 17 de febrero de 2022). Se trataba sin lugar a dudas de una velada alusión a la evacuación de las ucranianas casadas con palestinos residentes en la Franja de Gaza efectuada  en mayo de 2021 así como también de un recordatorio del pleno apoyo que el presidente ucraniano había  prestado – en ese mismo mes –  a la ocupación de la Franja de Gaza por Israel.

De hecho, en el contexto de la crisis actual en Ucrania, parece necesario reflexionar sobre los repetidos ataques llevados a cabo por Israel sobre la Franja de Gaza (Palestina) porque no es para nada una mera coincidencia que las fotos se confundan.  Y es que, aunque  en Ukrania  no haya (todavía) demasiados rascacielos derribados, en Gaza sí que los hay. Muchos. Y es que no es solo la injusticia y la hipocresía sobre Palestina lo que emerge cuando nos planteamos la crisis de Ucrania en un contexto más amplio; lo que se manifiesta una vez mas y a todas luces, es el doble rasero occidental. Dicho esto,  repitamos una vez más que no somos ni en ningún momento hemos sido indiferentes a las noticias e imágenes que nos llegan desde esta zona de guerra. ¿Cómo podríamos serlo?: niños traumatizados, ríos de refugiados, edificios destruidos y el peligro inminente de que esto sea solo el principio de otra horrible catástrofe (no olvidemos a la antigua Yugoslavia) en el mismo corazón de Europa.

Quienes vivimos, informamos y digerimos las catástrofes humanas que se vienen produciendo desde hace tanto tiempo en Palestina, no podemos obviar la hipocresía de Occidente. Tenemos la obligación de señalarla sin que eso suponga que nuestra solidaridad y empatía con las víctimas de    otras guerras, disminuyan. Muy al contrario. Sin embargo estamos obligados a levantar la voz pues la deshonestidad moral que respalda la engañosa agenda establecida por las élites políticas y los medios occidentales, sólo está ahí para permitirles, una vez más, ocultar su racismo, su absoluta complicidad con Israel y el estado de apartheid al que han sometido a los ciudadanos palestinos. Por mi parte he llegado a descubrir en esta crisis hasta cuatro suposiciones falsas. Paso a resumirlas en cuatro puntos

Punto número uno: Europa da la bienvenida a los refugiados blancos pero a los demás, no.

La decisión sin precedentes de la UE de abrir sus fronteras a los refugiados ucranianos (en Gran Bretaña son mas cautelosos) no puede pasarnos desapercibida si la comparamos con la política de puertas cerradas impuesta a los refugiados del mundo árabe y de África desde 2015 – Esta clara priorización racista que establece diferencias sobre la base del color, la religión y el origen étnico entre aquellos que buscan salvar sus vidas, resulta abominable y lo que es peor, no me parece probable que cambie en el corto plazo. Tanto es así que algunos líderes europeos como el primer ministro búlgaro Kiril Petkov no tienen problemas en declarar su racismo públicamente.

“Los refugiados ucranianos no son los refugiados a los que estamos acostumbrados… ellos son europeos, inteligentes,  educados. … No son los  refugiados a los que estábamos acostumbrados, personas de las que no estámos seguros de su identidad, personas con pasados ​​poco claros, que podrían incluso haber sido terroristas…»

No, es cierto, los refugiados ucranianos no  están  solos. Los medios occidentales lo dicen una y otra vez: “nuestros refugiados, no están solos”. Y este racismo se ve claramente en los cruces fronterizos entre Ucrania y sus vecinos europeos. Un racismo que incluye también un fuerte trasfondo islamófobo y que no parece que vaya cambiar de momento ya que el liderazgo europeo sigue negándose a reconocer el tejido multiétnico y multicultural del continente. Algo que, sin lugar a dudas, es debido a una realidad creada por años de colonialismo e imperialismo – que los actuales gobiernos europeos siguen empeñados en negar –  mientras siguen poniendo en práctica  políticas de inmigración basadas en el mismo racismo que permeó el colonialismo y el imperialismo del pasado.

Punto número dos: Esta permitido invadir Irak pero no Ucrania.

La falta de voluntad de los medios occidentales a la hora de contextualizar la invasión rusa dentro de un análisis más amplio que explique cómo cambiaron las reglas del juego internacional en 2003, resulta, como poco, desconcertante. A día de hoy es difícil dar con algún análisis o estudio de la situación que apunte al hecho de que Estados Unidos y Gran Bretaña violaron el derecho internacional de un estado soberano cuando sus ejércitos, ayudados por una coalición de países occidentales, invadieron Afganistán e Irak. Es necesario decirlo: La ocupación de un país entero con fines políticos no fue inventada en este siglo por Vladimir Putin; fue introducido como una herramienta política por Occidente que la justificó en numerosas ocasiones de acuerdo con sus intereses.

Punto número tres: A la vista de los acontecimientos parece que el neonazismo se ha vuelto tolerable.

En este sentido, los analistas se libran muy mucho de explicar los posibles argumentos que Putin pudiera tener en esta crisis aunque de ninguna manera , por supuesto, justifiquen la invasión. Con todo, estos argumentos tienen que conocerse y exigen toda nuestra atención incluso en estos momentos, con la invasión en marcha. Hasta este mismo momento, los medios progresistas occidentales, como The Nation, The Guardian, The Washington Post y otros habían venido advirtiendo sobre el creciente poder de los grupos neonazis en Ucrania, un poder que, a todas luces, podría afectar el futuro de Europa y del resto del mundo. Pues bien, esos mismos medios son los que descartan hoy la creciente importancia del neonazismo en Ucrania.

El 22 de febrero de 2019 el periódico publicó lo siguiente:

“Los crecientes informes de violencia de la extrema derecha, el ultranacionalismo y la erosión de las libertades básicas desmienten la euforia de Occidente. Hay pogromos neonazis contra los romaníes, ataques desenfrenados contra feministas y grupos LGBT, prohibiciones de libros y glorificación patrocinada por el estado de los colaboradores nazis”.

Dos años antes, el Washington Post (15 de junio de 2017) advertía, muy perspicazmente, que en un hipotético choque de Ucrania con Rusia no deberíamos olvidar el poder creciente del neonazismo en Ucrania:

“Mientras en Ucrania continúa la lucha contra los separatistas apoyados por Rusia, Kiev tiene que hacer frente a la amenaza planteada por los poderosos grupos ultranacionalistas de derecha. Estos grupos no son pocos ni tímidos a la hora de utilizar la violencia para lograr sus objetivos que, sin  lugar a dudas, están reñidos con la  tolerancia de una democracia  de orientación occidental en la que Kiev pretende, aparentemente, convertirse”.

El Washington Post desdeña sin embargo estos temores y dice que se trata de “acusaciones falsas”:

“Operando en Ucrania hay varios grupos paramilitares nacionalistas, como el movimiento Azov y Right Sector que defienden la ideología neonazi. Si bien exhiben un perfil alto parecen sin embargo disponer de poco apoyo público. Solo un partido de extrema derecha, Svoboda, está representado en el parlamento de Ucrania con un sólo escaño”.

Olvidando, al parecer,  las advertencias que en su día (9 de noviembre de 2017) hizo un medio como The Hill, el sitio de noticias independiente más grande de EE. UU.:

“Hay, por supuesto, formaciones neonazis en Ucrania. Esto ha sido abrumadoramente confirmado por casi todos los principales medios occidentales. El hecho de que los analistas pretendan descartar estas pruebas como propaganda difundida por Moscú es muy preocupante dada la oleada actual de neonazis y supremacistas blancos que pululan por el mundo”.

Punto número cuatro: Bombardear rascacielos es un crimen de guerra pero SOLO en Europa.

Insistir una vez más que el gobierno ucraniano no solo tiene  conexiones con estos grupos y ejércitos neonazis sino que, además, es también inquietante y vergonzosamente pro-israelí. Uno de las primeras medidas de Volodymyr Zelensky  cuando fue nombrado presidente, fue retirar a Ucrania del Comité de las Naciones Unidas para el Ejercicio de los Derechos Inalienables del Pueblo Palestino, el único tribunal internacional que se asegura de que la Nakba (catástrofe  palestina) no sea negada ni olvidada.

La decisión fue promovida por el presidente de Ucrania que por lo visto no simpatizaba con la difícil situación de los refugiados palestinos, ni los consideraba víctimas de ningún crimen. En sus entrevistas posteriores al último bombardeo bárbaro israelí de la Franja de Gaza en mayo de 2021, no dudo en decir que la única tragedia de Gaza fue la sufrida por los israelíes.

Pero Zelensky no está solo. Cuando se trata de Palestina, la hipocresía de los politicos alcanza niveles vergonzosos. El bombardeo de un  rascacielos vacío en Ucrania ocupó enseguida la primera plana de los noticieros internacionales provocando al mismo tiempo grandes disquisiciones sobre la brutalidad humana, la brutalidad y la inhumanidad de Putin. ¡Pero por supuesto que se deben condenar  estos bombardeos! Solo que tenemos que decir también que entre los países que lideran esta condena, están todos los que cuando Israel arrasó la ciudad de Jenin en 2000, el barrio de Al-Dahaya en Beirut en 2006 o la ciudad de Gaza una tras otra vez durante los últimos quince años, guardaron silencio.  En ninguna de estas muchas ocasiones se condenó o, mucho menos, se impuso, sanción alguna contra Israel por los crímenes de guerra cometidos desde 1948 hasta ahora.  De hecho, en la mayoría de los países occidentales que hoy lideran las sanciones contra Rusia, el solo hecho de mencionar la posibilidad de imponer sanciones contra Israel es ilegal y se califica de antisemita.

Decir también que ni cuando Occidente, con toda justicia, manifiesta su genuina solidaridad con Ucrania, es posible pasar por alto su racismo y el sesgo profundamente europeista de sus decisiones. Así pues, resulta evidente que la cacareada  solidaridad de Occidente esta reservada sólo para aquellos que estén dispuestos a unirse a su bloque y permanecer bajo la esfera de su influencia pero no encontramos por ningún lado este tipo de empatía cuando una violencia similar o peor se dirige contra los que no son europeos en general y contra los palestinos, en particular.

Por eso, nuestra responsabilidad sigue siendo señalar esta hipocresía que en muchos sentidos ha allanado el camino para la llegada de este tipo de catástrofes. Legitimar internacionalmente la invasión de países soberanos y autorizar la colonización y la opresión de otros, como  Palestina sirve únicamente  para producir tragedias como la que se está produciendo en Ucrania y en otras partes del planeta.

Illan Pappé es profesor de la Universidad de Exeter. Anteriormente fue profesor titular de ciencias políticas en la Universidad de Haifa. Es autor de La limpieza étnica de Palestina, El Medio Oriente moderno, Una historia de Palestina moderna: una tierra, dos pueblos y diez mitos sobre Israel. Pappé es descrito como uno de los ‘nuevos historiadores’ de Israel que, desde la publicación de documentos pertinentes del gobierno británico e israelí a principios de la década de 1980, ha estado reescribiendo la historia de la creación de Israel en 1948. Contribuyó con este artículo a The Palestine Chronicle.

Traducido por Pilar Salamanca

Artículo publicado en El Faradio el 13/03/2022

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