Blog, Yo Loba

Yo Loba 20

Llevo días sin escribir. No tengo ganas. Me paso el día mirando. Veo hombres y mujeres que conozco por todas partes, algunos, incluso, personas de éxito, encantados de haberse conocido y que, a pesar de la que está cayendo, irradian una satisfacción absoluta consigo mismos y con sus vidas. ¿Cómo es posible? me preguntó, ¿dónde me distraje, dónde he pasado estos últimos años, en medio de qué alucinaciones o, lo que vendría a ser lo mismo, en medio de qué esperanzas? ¿Dónde he fallado? Viendo el panorama parece que en el fondo la cosa no era tan difícil, si incluso eso que llaman influencers tienen más éxito en la vida que yo. ¿Cómo es que nunca he tenido tiempo para escribir, al menos, la historia completa de mi larga vida mientras algunas quinceañeras ya tienen la suya?

Nati por ejemplo: joven estilista y maquilladora empezó un blog dando charlas alucinantes a jovencitas con consejos sobre cómo maquillarse y peinarse. Y, mira tú por donde, consiguió millones de “me gusta” y algunos millones más de clics que vienen a ser por lo visto el colmo de la excelencia. Yo lo sé porque al cabo de unos meses vine a enterarme que la renombrada Penguin va y le publica un libro, libro que por supuesto no ha escrito ella sino el equipo editorial de la susodicha Penguin, et voila, mi Nati en el candelero de la fama.

No, yo no sé donde he fallado pero seguro que ha sido en algo gordo. Pero después de los años que llevo trabajando he llegado a la conclusión de que no hay que preocuparse porque apenas se compran libros serios o, en todo caso, una servidora no consigue venderlos. A veces me consuelo pensando que la culpa la tienen mis respetados editores porque no los publicitan como es debido. Para facilitarles las cosas y siguiendo el ejemplo de la Nati, se me ha ocurrido una idea que podría dar juego: sugiero que por eso de la fidelización, adjunten pegado a las portadas un sobrecito de rosa mosqueta, (esa crema tan buena para el cutis), donde en la parte de atrás y con letra minúscula, al estilo de las jaculatorias de las galletitas de la suerte, impriman un pequeño párrafo con el resumen de la novela. Seguro que lo petan.