Tras la guerra de 1948 que dio lugar a la creación del Estado de Israel, unos tres cuartos de millón de refugiados palestinos, más de la mitad de ellos aldeanos, emprendieron el exilio. Si bien la difícil situación de estos refugiados ha sido objeto de repetidas resoluciones de las Naciones Unidas y de numerosos libros, mucha menos atención ha recibido la destrucción física del mundo que habitaban los palestinos.

Al final de la guerra, cientos de aldeas habían sido no solo despobladas, sino también arrasadas y las casas destruidas por las excavadoras. Y si bien, todavía hoy, muchos de esos lugares son de difícil acceso, el observador que recorre las carreteras y autopistas israelíes puede descubrir todavía rastros de su presencia: una zona cercada sobre una suave colina, con olivos y otros frutales abandonados, setos de cactus y plantas domesticadas que crecen silvestres y también, de vez en cuando, algunas casas derruidas, una mezquita o iglesia abandonada o muros derrumbados a lo largo de un callejón fantasmagórico. Con todo, en la gran mayoría de los casos, solo quedan restos y escombros dispersos en un paisaje olvidado. Este pequeño libro es un intento de registrar este mundo nuestro ya perdido.

Destruidos antes de 1948

Destruidos durante la NAKBA (Menos de 100 habitantes)

De 100 a 300 habitantes

Más de 300 habitantes