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Una escribe para que la lean

Una escribe para que la lean.

Y escribe también para sacudirse la obligación de cerrar la boca. Una obligación impuesta a las mujeres de mi generación en general y a las de mi familia muy en particular.

Sí, escribo para que me lean y para decir lo que pienso. Desde siempre.

Mi primer texto lo escribí en papel de wáter. Concretamente en un papel que se llamaba El elefante que raspaba mucho pero que para escribir no estaba mal.

Fue cuando la URSS invadió Hungría. Lo escribí llorando y para decirle al mundo que aquellos rusos eran unos bárbaros. Ni que decir tiene que nadie lo leyó. Pero mira por donde, desde entonces no he dejado de hacer ninguna de las dos cosas: llorar y escribir. O, más bien, escribir sobre lo que me hace llorar.

Ha sido ahora, con más de una docena de libros a mis espaldas cuando me he dado cuenta de que no estoy haciendo bien las cosas si lo que quiero es que me lean. O, al menos, no estoy haciendo todas las cosas que debería.

¿Por qué?

Pués para empezar, porque a día de hoy las ediciones son muy pequeñas. Y también, claro, porque aun cuando fueran un poco más grandes, su promoción es tan pequeña y su fecha de caducidad tan grande que las posibilidades de que los libros resistan en circulación son más pequeñas que las de un yogurt.

Que ahora puedan descargarse gratis es una nueva oportunidad para ellos. Y también para mí. De manera que gracias anticipadas si deciden dar al “clic”. Pero, si no lo deciden, gracias también.

 

Descarga eBooks libremente desde aquí:

El Olvido y  otras cosas imposibles

La niebla

Los años equivocados

Cráter

A capella