Gentuza
Gentes que zigzagean la realidad para amoldarla a su interés.
Gentes sin honor que no respetan la palabra dada ni la verdad ni nada que se parezca lo más mínimo a la honestidad.
Fascistas itinerantes en el tiempo y en el espacio que ocultan sus vergüenzas detrás de una bandera con crespones.
Tramposos incapaces de respetar las sagradas normas de juego que unos y otros nos hemos dado para poder convivir en paz.
Hipócritas que exigen su derecho a ladrar mentiras como si las mentiras fuesen un derecho o una manifestación de la libertad de expresión en lugar de lo que son, una trampa que deberíamos saber castigar con la muerte social.
Jetas infames que no solo exigen poder mentir libremente, libertad de la que desgraciadamente gozan, si no que además quieren que los demás nos estemos calladitos, sumisos y democráticamente expuestos con el culo en pompa.
Sediciosos y traidores, desagradecidos monstruos que tienen el cuajo de poner el grito en el cielo cuando la Guardia Civil o el susmsum corda desmiente sus bulos, todas esas informaciones falsas fabricadas con la intención de generar alarma social durante todos estos meses. Desde la historia de Manuela Carmena cuando según ellos se pilló un Bicimad para acercarse a un hospital y mangar respiradores para su uso personal hasta lo útil que puede llegar a ser esa terapia de inyectarse lejía en vena.
Gentuza que de un día para otro pasasteis de aplaudir el trabajo de los sanitarios a tocar las cacerolas teledirigidos por Abascal, oídme una cosita: ¡me dais asco! Y no, no os tengo ningún respeto. Y no, no hay nada que negociar con vosotros. Y si, he perdido la esperanza de que vuestra asquerosa enfermedad se cure (y no me refiero al Covid). Y no, ya nunca mas compasión para tanto subnormal envuelto en la bandera que una suponía (equivocadamente) que era la de todos. Y sí, pienso hacer todo lo posible por empujar, para ver si de alguna manera conseguimos quitaros de en medio de una vez por todas. Y no, no os tengo ningún miedo, panda de señoritos horteras y asilvestrados pero una cosa sí que os digo: si llego a ser el conductor de esa ambulancia que hoy sábado intentaba llegar a Valdecilla mientras vosotros, panda de cafres con bandera incorporada tocabais alegremente el claxon sin hacer caso a las sirenas, repito, si llego a ser ese conductor, os juro que embisto.