Yo Loba 4
En algún sitio – ahora no recuerdo donde – leí una vez que cierta casa de subastas subastó una lata llena de mierda. Y que un señor apellidado Manzoni produjo en un día de diarrea – lo de la diarrea lo supongo por la abundancia – ¡noventa latas llenas de mierda! que después numeró y firmo y que se vendieron a precio de oro.
No me extraña que la divisa/oro ya no sea lo que era porque aunque yo no entiendo mucho de divisas lo que si esta claro es que el oro tiende a veces a la baja mientras que el precio de la mierda no hace más que subir gracias sobre todo a instituciones artísticas varias, galerías, críticos, editoriales y medios de comunicación especializados en la transmutación de la mierda en oro, perdón en euros.
Y no, no es que una hable por la herida, pero casi. A la búsqueda de una agente literaria – que no tiene – ha debido tragarse algunos sapos – dos concretamente – del estilo “lo siento, tú haces Literatura y yo estoy especializada en novelas comerciales: no te puedo representar.” Del shock casi no me levanto. Ni que decir tiene que después de publicar mas de doce libros sigo sin agente literario y, lo que es peor, sigo profundamente conmocionada al descubrir lo mucho que todavía me queda por desaprender.
¿Qué es eso de escribir Literatura?
Pienso que la Literatura no tiene que ver nada con plañir día y noche en busca de tu identidad humillada y ofendida, en quejarte porque te han pisado un callo o en gemir por lo poco que te quiere tu novio por muy comercial que pueda ser la cosa. Pienso también que en el mundo de esta supuesta democracia literaria claramente hay clases y que no somos todas iguales. Que no todos valemos todas para lo mismo y que si yo no puedo -no se- tirar una caña no veo por qué cualquier pescador, trapecista o lo que sea puede escribir un libro y que encima, se publique y sea un éxito. ¡Hombre por dios! Democracia, vale, pero esto NO es aplicable – lo siento-al terreno del Arte y de la Literatura.
A no ser claro, que recurramos a las latas de mierda.