Blog, Yo Loba

Yo Loba 34

UN AÑO

Hace un año, volví a nacer.

Una moto se saltó el paso cebra y me llevó por delante.

Nunca perdonaré. (A la motorista).

Puedo vivir con eso. Quiero decir, sin perdonarla.

Ricardo Piglia decía: Si una puede usar su cuerpo, lo que dice no importa.

Mi querido Piglia….

Claro que no importa: si una puede usar su cuerpo no importa casi nada. O sí. Pero da lo mismo. Es cuando no puedes disponer de tu propio cuerpo… entonces sí, entonces importa todo:

La boca seca. La abulia. La tristeza. La rabia de quien se ve tronchada de repente como un tallo seco. La piel que te pica sin parar. Las ojeras. El estancamiento. La conciencia del declive. Ir a la deriva. Estar a merced de los demás. Importa también no poder elegir, ni moverte, ni decir gran cosa no vayas a molestar, oír solamente que podría haber sido peor… no saben decir otra cosa y, el dolor. El dolor siempre.

Y para no ahogarte, tan solo una tabla:

Escribir para ordenar el caos, para pensar de una manera más lúcida, para no dejarte ir. Para no sentirte sola. Porque sí, necesitamos las palabras para tratar de minimizar la inevitable soledad… (Heath).

Necesitamos, necesitamos… ¿qué demonios le importa al mundo lo que necesitemos? Saberlo, aceptar lo que te ha tocado, al fin y al cabo estás aquí lo mismo que pudieras no estar y eso, tampoco importa demasiado.

Y, por último, entender algo que tenía que haber entendido desde el principio: que por muchos esfuerzos que hagas, el lenguaje tiene sus limitaciones y que por más que lo intentes ni siquiera es seguro que, algún día, puedas hacerte entender.

La dulzura de rendirse ante lo inevitable. La dulzura o lo que sea. Gracias Begoña Huertas.