¿Hay alguien ahí fuera?
Ni se las veces que podido hablar de esto. Les pido disculpas, pero no puedo hacer otra cosa.
Hablo de niños. Del número de niños palestinos entre los 12 y los 15 años detenidos por Israel que desde hace algunos años (ya en 2013 creció de de 31 a 39 alcanzando una cifra total de 236) no ha hecho más que aumentar. Decir también que casi el 60 por ciento de estos niños son, en algún momento, transferidos ilegalmente a alguna de las muchas prisiones israelíes y que algunos de ellos han sido arrestados, cuando no tiroteados y asesinados durante las recientes protestas en Gaza o en cualquiera de los ghettos de la Palestina Ocupada cuando se manifestaban en apoyo de sus hermanos, padres, vecinos presos. Estos datos y aún otros más impactantes toavía sobre las torturas, palizas y toda clase de maltratos sufridos por estos menores han sido publicados por la DCI/PS (Organización Internacional en Defensa de los Niños, Sección Palestina).
Exilados en su propia tierra, aislados, refugiados, mártires, emigrantes, nómadas, asilados, guerrilleros, hombres, mujeres y niños, los palestinos resultan fastidiosos para el mundo en general, pero mucho más, para Israel en particular. Eso sí, ni Europa ni en EEUU lo reconocerán nunca. Sin contar con los depredadores de Arabía Saudita, los países del Golfo y Egipto o ya que estamos, alguna de esas civilizadas instituciones que han sido creadas, precisamente, para que nada de esto ocurra.
Una de esas civilizadas instituciones, para vergüenza de muchos, ha demostrado ser la UNICEF. Hace algunos años, cuando celebró su muy esperada conferencia anual en Jerusalem (en Jerusalem precisamente), su responsable, Jean Gough ( nombrada el el 2016 Directora Regional de UNICEF para el Sur de Asia se cubrió de gloria al alabar sin cortarse un pelo al piadoso sistema israelí que permite llevar ante los tribunales militares a los menores palestinos de 12 años mientras reserva los tribunales civiles para sus propios ciudadanos cuando, bien lo sabe ella, en ese piadoso sistema del que habla, los malos tratos a los menores palestinos son sistemáticos, extendidos e institucionales”así como también “el abuso y la tortura” (1)
Por otra parte, una investigación del Inquirer (periódico australiano) demuestra como UNICEF viene cediendo a las presiones de Israel desde tiempos inmemoriales. Pero olvidemos al Enquirer
¿Qué pasa con el resto de unos medios internacionales (pero también nacionales) que tanto se jactan de su multiculturalismo? ¿Qué con las numerosas ONG que trabajan en proyectos de ayuda e integración?
¿Qué con las instituciones religiosas que tan diligentemente cooperan en (otros) proyectos de ayuda e integración?; ¿Qué con las fundaciones, formaciones y estructuras sociales que tanto se manifestan para apoyar a Estas o a Aquellas causas (con tal de que estén un poco de moda)?
Nada. No pasa nada. No saben nada. No quieren enterarse de nada.
Lo explica muy bien Jean Goug cuando dice que UNICEF “no puede ser es un recogedero de quejas”¡Un recogedero de quejas! La muy cabrona. Pues ¿A quién podría importarle que los palestinos menores de edad, detenidos y encarcelados por los ocupantes israelíes, padezcan la violación de sus derechos humanos de una forma rutinaria o que, en muchos casos, el proceso de arresto, interrogatorio y encarcelamiento deje huellas psico-sociales que perduren en el tiempo mucho más allá del periodo de detención?
Una enunciación (2) somera de los abusos que padecen estos niños incluiría también la denegación de acceso a asistencia legal; la detención sin cargos o enjuiciamiento; la denegación rutinaria de asistencia médica; el aislamiento (se priva al menor de las visitas de sus familiares y, en algunos casos, esta privación puede llegar a durar hasta tres meses sin que las autoridades penitenciarias informen a los familiares del paradero del menor); las torturas físicas y psicológicas como el confinamiento en soledad que, además de ser un medio para obtener confesiones de los niños detenidos, es una forma de castigo practicada en las principales cárceles israelíes que utilizan esta forma de castigo para penalizar a los niños que rompen las normas internas del centro penitenciario al hablar en voz alta, llegar tarde a la llamada del recuento y otros crímenes de ese jaez. (periodos de aislamiento pueden durar desde una semana a un mes). La privación de las visitas familiares o las multas.
Porque esa es otra, las autoridades israelíes continúan imponiendo multas económicas a los prisioneros políticos menores de edad como forma de castigo. La administración de la prisión recauda el importe debido de la cuenta que el preso tiene en la cantina de la prisión, cantidad que es restada de lo que el Estado Israelí asigna a cada preso para su manutención. El castigo pasa de esa manera a ser colectivo ya que los niños presos no tienen una asignación personal sino grupal de manera que todo el grupo sufre así el castigo impuesto a un solo individuo.
¿Algunos nombres? ¿Para qué? Son muchos, demasiados. Pero aquí tienen dos o tres.
Jaber, de 15 años: le cayeron a trompadas en mitad de la noche, le sacaron de su casa en Beit Ur al-Tahta, le patearon, le echaron encima a los perros. Después se lo llevaron en un yeep militar. El año anterior había estado ya detenido 9 meses por tirar piedras.
Mo´men, 9 años. Intentaba escapar de una manifestación en Hebrón cuando fue detenido. Le agarraron por el cuello, le maniataron con esposas de plástico, le taparon los ojos, se lo llevaron al asentamiento de Kairyat Arba y allí lo dejaron, con el antifaz puesto (y las esposas) el día entero.
Hassan, 14 años, enfermo de los pulmones por inhalaciones de gas, perseguido (y cazado) como un conejo a través del monte, arrestado, molido a palos (3)
Dicen que en periodismo (como también en Literatura) lo mejor es mostrar el lado sentimental o romántico de esta clase de noticias si lo que se pretende es que el público preste atención. No es el caso. Aquí no se trabaja para el enemigo. Aquí se habla de lo que hay. Y de UNICEF, una organización que suponíamos estaba para ayudar y no hace más que cagarla.
- ADAMEER (en árabe: conciencia) es una organización defensora de los DDHH y de los derechos de los prisioneros palestinos en las cárceles de Israel.
- ADAMEER
- ADAMER
Artículo publicado en Último Cero el 13/08/2018