Blog, Yo Loba

Yo Loba 5

Trabajo, trabajo.

Leo, leo.

Escribo, escribo.

Y después intento publicar. Pero cada vez que termino un libro es como volver a la casilla de salida. Es decir, tengo la impresión de estar andando en una cinta sin fin que no va a ninguna parte. De vez en cuando apago la máquina y me detengo. Me detengo porque en la pantalla del televisor acaba de aparecer una conocida-ísima escritora de novelas históricas tirada en un sofá – digo tirada a posta – con un estilo de bayadera que me ha puesto los pelos como escarpias. ¿Qué tiene que ver la posturita con su libro? O más bien ¿qué tiene que ver su libro con la Literatura? Prácticamente nada. Y ¿Por qué mencionar algo tan trivial como la dicha foto? Muy sencillo. Lo trivial ha anegado la vida literaria contemporánea hasta cobrar, a lo que parece, mas importancia que los libros. Hoy la propaganda de un libro es mas importante que el libro en sí; tal como la foto de la autora en la solapa es – muchas veces – más importante que el contenido, y la apariencia (incluyo en el lote la edad) de la autora en los diarios de gran tirada y/o en la televisión es más importante que cómo esa autora escriba realmente. Reconozco, sin un ápice de ironía, que a mí no me molesta en absoluto que a otras les toque la lotería. Lo juro. Pero es que no puedo evitar sentirme cada vez más incómoda en este paisaje literario densamente poblado de editoriales, editores agentes, distribuidores, agentes de bolsa, expertos de publicidad, cadenas de librerías, “la gente de marketing” cámaras de televisión y fotógrafos. (He copiado esta lista de Dubravka Ugresic). Resumiendo: que la escritora y sus posibles lectoras, que son a mi modo de ver los dos eslabones más importantes de la cadena, se encuentran hoy más aisladas que nunca.  Yo me encuentro a mi misma mas aislada que nunca. Sin remedio ni remisión. ¿y por qué? Pues porque si hasta no hace tanto contaba con el lector ahora me he dado cuenta de que, al lector, es decir, al respetable publico, se le engatusa con todo lo que se le pone delante de las narices. Y cuanto más brillo tenga, mejor.  “Eso” es algo que han aprendido bien visitando las poderosas cadenas de librerías, las tiendas de los aeropuertos, y amazon.com. Me han dejado en bragas. Hoy es más claro que nunca que la escritora que no acepta las reglas de mercado muere, así de sencillo. El mercado literario controla la producción de libros. Pero producir libros no es exactamente producir Literatura. Si como lectora, yo anhelo encontrar a mi propia escritora (escritoras), como escritora, anhelo también una lectora propia. Pero no se por qué me da que lo tengo crudo.