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Asesinar (con versos) a unos padres carnívoros: reseña de Miguel A. Moreta-Lara

“A contracorriente del mito judeocristiano de la mater dolorosa, unos poemas del dolor, donde campea una mater verdugueante y dominatriz. Son la expresión de la terrible experiencia del miedo”

OPINIÓN. El lector vago. Por Miguel A. Moreta-Lara

El escritor Miguel A. Moreta en su colaboración con EL OBSERVADOR de esta semana escribe sobre Pilar Salamanca: “Activista, poeta, novelista, traductora y periodista. También es doctora en Filología Inglesa por la universidad de Salamanca, licenciada en Árabe e Islam y especializada en Historia Contemporánea del Oriente Medio (…) De su variada labor como escritora sobresale un grupo de obras que es expresión comprometida de una permanente navegación en las arenas del arabismo”.

Mater carnívora

Pilar Salamanca, nacida en Valladolid, es activista, poeta, novelista, traductora y periodista. También es doctora en Filología Inglesa por la universidad de Salamanca, licenciada en Árabe e Islam y especializada en Historia Contemporánea del Oriente Medio. Actualmente reside en Santander. Muchos de sus cuentos, novelas y libros de poesía han sido premiados. De su variada labor como escritora sobresale un grupo de obras que es expresión comprometida de una permanente navegación en las arenas del arabismo. Así, podemos mencionar -entre otros títulos- los poemarios Qassida (1998) y Días de lengua roja (2014); en colaboración con Najaty Suliman, cuatro obras: la traducción directa del árabe del Poema de la Medicina (1999) de Avicena, la traducción de los cuentos palestinos de tradición oral Cuenta, pajarito, cuenta… (2013) de Sharif Kanaana, la traducción del inglés de En el origen. El Arábigo, cuna de las lenguas semíticas y ancestro de las lenguas indoeuropeas. Una teoría (2020) de T. A. Ismail y Las migrantes: palabras de origen árabe en el Oxford English Dictionary (2020) [que es una revisión y reedición de su tesis doctoral de 1994 titulada Estudio y Sistematización de las palabras de origen árabe en el Oxford English Dictionary]; sus novelas A cielo abierto (2000) e Hijas de Agar (2017); multitud de artículos; el libro de viajes Beirut mish huna (2019) y el ensayo Trayectoriasuna antología de escritoras palestinas contemporáneas y entrevistas (2018). En todo el quehacer de esta autora está muy presente su pensamiento político y feminista, inseparable de su arabofilia: ambos aspectos son muy visibles en las últimas dos obras mencionadas, que ya fueron reseñadas en este mismo medio el año pasado.



En estos últimos días he tenido la fortuna de leer otras dos obras recientes de Pilar Salamanca. Una de ellas es el poemario ‘Mater’ (Páramo, 2021): la grafía del título, con la R final girada a la izquierda, ya es un anuncio del contenido de este libro, a contracorriente del mito judeocristiano de la mater dolorosa, unos poemas del dolor, donde campea una mater verdugueante y dominatriz. Son la expresión de la terrible experiencia del miedo, quizá uno de los más duraderos aprendizajes que se afianzan en la familia y que impregna todo el libro (“el miedo, el miedo siempre/pegado a la nuca y a lo lejos”):

Fuimos, sí, mujeres que aprendimos
a llevar el tiempo con cuidado,
perdidas en la noche bien tintada
cuando entre tanto salitre, madre,
entre tanto llanto,
            me apaleabas.


El sujeto lírico, con su tierno corazón de anguila, se pregunta “¿Cuándo se me quebraron los ojos?” y comenta con adolorida ironía “yo escogía/unas veces el dogal/otras la palmeta/con que solías/cruzarme la cara/antes de salir”. Pero la lucidez la lleva a la rebelión para superar la dialéctica hegeliana amo/esclavo:

Seré tú si no soy yo,
acabo de darme cuenta
después de todo este tiempo.

Iré por el camino inverso,
rompiendo con los dientes la traílla
que sujetaste a mi cuello.

La obra presenta dos partes casi simétricas, tituladas respectivamente “Ella” y “Él”, pronombres referidos a la maldita pareja progenitora. En todo el libro, la voz lírica procede a la muerte simbólica -pero sistemática- del padre y de la madre: una segunda muerte necesaria para romper el ciclo de la regeneración del dolor y el sufrimiento infligidos. El primer poema de la segunda parte -dedicada al “colector y padre… maestro y juez”- congrega la denuncia, la memoria del miedo y la superación de la dialéctica sacrificial verdugo/víctima:

Me acerco a tu recuerdo
como un torero
que prepara su capote
y las artes de matar.

Tú embistes,
como un toro enrabietado
moribundo, roto.

Pero el tiempo se acabó
         y ya no me das miedo.

Además del contenido luctuoso, esta poesía está transida de versos y hallazgos de total felicidad idiomática, como este comienzo de poema: “Su ira festoneada de gritos/ como las plumas del manto/ de un gran sacerdote azteca./ Gran, grande, grándola/ abuela floreada/ como todo lo perdido […]”/; o este otro principio del titulado “Internado”: “Blanda/ Blándula úvula/ tú entonces,/ tú con el pálido/ hendido miedo,/ tú con el pasar de los días”. ¿Cómo no recordar aquel verso del Neruda adolescente de su Crepusculario “Y por qué esta bruma/ -plúmula trémula-”? Pero la más evidente alusión de ese “blanda blándula” es la dirigida al conocido poema del emperador Adriano:

Animula vagula blandulaHospes comesque corporisQuae nunc abibis in locaPallidula rigida nudulaNec ut soles dabis iocos
[Pequeña alma, blanda, erranteHuésped y amiga del cuerpo¿Dónde morarás ahoraPálida, rígida, desnudaIncapaz de jugar como antes?][i]En definitiva, un inusual poemario -que rasga la túnica sagrada de la familia heteropatriarcal- acerado, sorprendente y exquisitamente escrito.

Artículo publicado en Revista El Observador el 15/07/2021