Tempest en El Diario Montañés
Artículo publicado en El Diario Montañés por Ana García Negrete el 07 de junio de 2023
Tempest es el expresivo título de la última novela de la escritora Pilar Salamanca. Una sola palabra, como una alegoría, con la que percibir una realidad avanzada de forma premonitoria, llamando así a lo que nos espera a la vuelta de su lectura. Como un fogonazo. Aparece la infinita, helada, azul Patagonia. Se trata de un relato de voces que, complementarias y disgresivas, hablan desde la memoria, avanzando o retrocediendo en el tiempo, retando lo sucedido a cada protagonista en un momento histórico reconocible, por mucho que desconozcamos casi todo lo que ocurrió desde mediados del Siglo XIX y principios del XX en la Patagonia argentina y chilena: la desintegración de la convivencia pacífica de los habitantes autóctonos, de su cultura y costumbres exterminados a conciencia. De fondo, una historia de amor revolucionario e intenso, proscrito y contradictorio que viven y recuerdan todavía en la propia voz, o en los diarios escritos que dejaron los personajes en torno a los años veinte del siglo pasado, y que son al tiempo protagonistas de una valiente huelga general del incipiente y débil movimiento obrero. Estos testimonios nos injertan físicamente en el paisaje inhóspito y bellísimo a ratos de ese sur extremo de la Tierra del Fuego y sus islas circundantes, y dan cabida a la lectura de una barbarie, crueldad y depredación sin límites de los hombres, de la falta de pudor y decencia de un poder omnímodo que no consiente ser contestado en virtud de las armas que detenta contra su población y de la represión esperada como respuesta a cualquier demanda. Por todo ello, la autora consigue nuestra complicidad al desembocar en un relato donde el peso de la Historia que aquí se cuenta nos alcanza inexorablemente desde nuestro propio pasado. Pilar aporta testimonios de la vida durísima que tocó vivir al Sur del continente americano a los pueblos ancestrales que no tuvieron la posibilidad de escribir su versión de los hechos, ni dejaron apenas rastro de su cultura, vapuleados por una civilización sanquinaria que consiguió adueñarse de los suyo y fundó las bases de un poder confortable únicamente para las élites extractivas de aquellas tierras.